
Ir al café de Julio no es sólo ir a gozar del mejor café de Santiago, o escuchar un tango con olor a fruta y champignones, bailar (por qué no) al ritmo de una balada triste que nos llena de alegría o leer, más entusiasmados que nunca, el libro que hace tanto traíamos en el bolsillo. El café de Julio es verdad, por que Julio es de esos tipos que traen tanta verdad encima que dan ganas de tragarselos con los ojos, cosa que uno intenta de café en café. Es nuestra oficina (si tenemos suerte) nuestro lugar de reencuentro, nuestro secreto... lo que sea, al café de Julio uno se lo apropia, por que Julio nos da permiso. Bienvenido a Merded 272, a los brazos del mejor anfitrion que solo el mejor café merece.
(fotografías Ma.Lu)
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